MITOLOGIA CANTABRA
GADIRMETAL :: GENERAL :: Mitología
Página 1 de 1.
MITOLOGIA CANTABRA
MITOLOGIA CANTABRA
Mitología de Cantabria
De Wikipedia, la enciclopedia libre
La mitología autóctona de Cantabria, desde sus orígenes más remotos y con el paso del tiempo, se ha ido entroncado con los mitos celtas y romanos, emparentándose en parte con leyendas y tradiciones del resto de la Cornisa Cantábrica. En la mayoría de los casos su significado más profundo, trasmitido de padres a hijos a través de la tradición oral, ha quedado diluido bien porque este se ha ido perdiendo, bien porque los escritores clásicos nos la han trasmitido cercenadamente al no recoger toda la riqueza y mentalidad popular, fijándose únicamente en los cultos y divinidades que guardaban semejanza con los suyos. Por otro lado la romanización en un primer momento y la incursión del cristianismo posteriormente han ido transformando el sentido y representación de estos ritos paganos, alcanzándose en muchos casos un sincretismo religioso.
El culto al fuego siempre ha estado presente en la mitología.
Aun así, todavía se conservan en el pueblo cántabro apólogos y leyendas con una mayor componente ritual o de comportamiento que como relatos significativos.
Contenido
[ocultar>
* 1 Divinidades
* 2 Mitología telúrica y arbórea
* 3 Fechas y momentos significativos
* 4 Criaturas mitológicas
* 5 La mitología cántabra en la actualidad
* 6 Véase también
* 7 Referencias y notas
* 8 Enlaces externos
* 9 Bibliografía
Divinidades
Una de las estelas cántabras de Barros, datadas entre los siglos IV y I a. C. Sus bajorrelieves de anillos, aureolas de triángulos y el tetrasquel se relacionan con símbolos solares y crecientes lunares.
Entre los restos de mitos que aún persisten como sustrato en la tradición cántabra se encuentran el culto a las grandes divinidades protectoras, como es la adoración al Sol, lo cual queda atestiguado en las estelas cántabras encontradas, y en relación con el culto al fuego.[1> Así mismo, se idolatra a una divinidad-padre suprema, denominada Candamo, que en época romana se asocia con Júpiter (Júpiter Candamo) y el culto solar y posteriormente con el Dios cristiano.[2>
Adjunto al marcado carácter guerrero de los cántabros aparece un dios de la guerra, posteriormente identificado como el Marte romano, al que se le ofrecían sacrificios de machos cabríos, caballos y prisioneros en gran número, según señala Estrabón, Horacio y Silio Itálico.[3> [4> [5> Estas hecatombes iban acompañadas de la bebida de la sangre aún caliente de los caballos,[6> como menciona Horacio al respecto de los concanos, y sería una verdadera comunión.
et laetum equino sanguine Concanum
Horacio. Carm. III 4. v29-36
El teónimo Epane podría tener relación con este culto.[7> Para los antiguos cántabros estas prácticas poseían un origen místico ligado a la creencia en la sacralidad de estos animales[8> que algunos vinculan muy estrechamente con la variante del dios Marte céltico solar y que serían su reencarnación.[9> [10>
Los sacrificios humanos entre los pueblos del norte son citados también por San Martín Dumiense[11> y tendrían el mismo carácter de redención y vaticinio que el resto de los celtas de la Galia, donde eran muy frecuentes. Así Estrabón cuenta sobre estos que examinaban las vísceras de los prisioneros, cubriéndolas con sayos, les amputaban las manos derechas y las consagraban a los dioses. El modo de vaticinar el futuro dependía de la caída de la víctima.[12>
Unido a esta divinidad guerrera aparecen las diosas-madres germinadoras vinculadas a la Luna con evocaciones casi hasta el presente en la que hasta hoy en día posee un clara influencia en el medio rural en las fases de siembra y recogida de cultivos. Joaquín González Echegaray relaciona la diosa Cantabria aparecida en la inscripción de un ara votiva hallada en Topusko (Croacia) con la Diosa Madre de los cántabros. Este epigrama habría sido realizado por alguno o algunos soldados que formaban parte de las legiones romanas:
CANTABRIA / SACR(um) / CVSTOD(es) / EIVSDEM,[13>
Del mismo modo el culto a un dios del mar fue asimilado en épocas romana a través del dios Neptuno (una estatuilla de esta deidad pero con rasgos de la divinidad cántabra original fue encontrada en Castro Urdiales).
Estos antiguos cántabros creían en la inmortalidad del espíritu. Así lo demostraban en sus ritos funerarios donde predominaba la cremación, a excepción de aquellos que morían en combate, que debían de reposar en el campo de batalla hasta que los buitres abrieran sus entrañas para llevarse al más allá su alma y unirse a la gloria de sus antepasados. Esta práctica queda atestiguada en los grabados de la Estela de Zurita.
Así mismo un papel importante en la compleja sociedad cántabra era el sacrifico en sus dos aspectos: como medio de conformar la voluntad divina y como prevalencia de la abnegación a la colectividad frente al individuo. Así pues en una sociedad guerrera como la cántabra la inmolación no era considerada como símbolo de primitivismo o barbarie sino que la difícil determinación que requería a la persona que lo llevase a cabo conllevaba que tuviese un alto grado de importancia. Tal era el caso de la denominada devotio, un singular y extremo sacrificio practicado por los cántabros mediante el cual las comunidades guerreras unían su destino al de su líder.[14>
Mitología telúrica y arbórea
Vista de Torre Bermeja (2.400 m) y Peña Santa (2.596 m), en el Macizo Occidental de los Picos de Europa.
Al mismo tiempo existe una mitología terrenal de adoración a Gaya, la Madre Tierra, a través de la divinización de los animales, árboles, montañas y aguas como espíritus elementales. Creencias, por otro lado, comunes a todos los pueblos que reciben la influencia celta.[15>
Lugares como el Pico Dobra, en el valle del Besaya, han dejado constancia de su sacralizado desde época prerromana a través del ara dedicada al dios cántabro Erudinus fechado en el año 399, lo que demuestra que estos ritos se extendieron más allá de la instauración del cristianismo en el Imperio Romano como religión oficial. Del mismo modo topónimos como Peña Sagra, Peña Santa, Mozagro (montem sacrum = monte sagrado), Montehano (montem fanum = monte del santuario)[16> indican que han sido considerados lugares sagrados desde la antigüedad más remota.
Se divinizaban así mismo aguas de ríos y fuentes. En el Monte Cildá apareció una ara dedicada a la diosa madre Mater Deva, conocida en el mundo céltico y personificada en el río Deva. En Otañes se encontró una pátera dedicada a la ninfa de una fuente con propiedades medicinales. Plinio el Viejo[17> cita la existencia en Cantabria de unas fuentes intermitentes -las Fuentes Tamáricas- veneradas por los cántabros tamáricos que tenían valor augurio y que correspondería a la actual Velilla del Río Carrión.[18> Suetonio en su relato sobre la vida de Galba, señala como símbolo de buen augurio el haber encontrado durante su estancia en Cantabria doce hachas en un lago.[19> Estos eran sin duda exvotos depositados allí según costumbre también de otros pueblos europeos, lo que sugiere un culto a los lagos.[20> Así mismo la ofrenda a las aguas de stipes, o monedas de bronce de escaso valor, así como de otras piezas de mayor cuantía, como denarios, áureos y sólidos, queda manifiesta en la presencia de algunas de estas piezas en La Hermida, Peña Cutral, Alceda y en el río Híjar.
Bayas carnosas del tejo o arilos. Este árbol mítico quizá sea el más representativo de Cantabria y ha sido plantado con frecuencia junto a edificios singulares. Antiguamente al terminar de construirse una de estas edificaciones se plantaba próximo un tejo como árbol testigo.
De igual manera se divinizó la foresta, un culto con clara influencia celta a través de su mitología arbórea. Algunas especies de árboles eran especialmente respetados; el tejo y el roble. El primero es la especie más emblemática y simbólica de Cantabria y ha sido venerado por los cántabros de la antigüedad, formando parte de algunos de sus rituales. Por Silio Itálico, Floro, Plinio y San Isidoro de Sevilla sabemos que se suicidaban con veneno extraído de las hojas de este árbol,[21> pues preferían la muerte a ser esclavizados, y de igual forma sacrificaban a los ancianos no aptos para la guerra.[22> [23> [24> [25> Es habitual encontrarlos en las plazas de los pueblos, en cementerios, iglesias, ermitas, palacios y casonas al considerarse un árbol testigo, lo que ha permitido perpetuar ese halo de misterio y sacralidad que envuelve todo lo relacionado con esta especie.[26>
El roble es el árbol céltico por excelencia ya que quizá sea la especie más sacra para los druidas, del cual recolectaban el muérdago. Es una especie que arrastra muchas connotaciones folclóricas, simbólicas y mágicas en Cantabria y era frecuente utilizarlo como "árbol de mayo", la maya que aún hoy preside los festejos en algunos pueblos, alrededor del cual bailaban los mayos para celebrar el renacer de la vida vegetal. Las cagigas simbolizan la unión del cielo y la tierra, imagen que le confería el valor de eje del mundo. Tienden a atraer al rayo, por lo que jugaban un importante papel preponderante en las ceremonias para conseguir lluvia y fuego en toda Europa.
Robles, hayas, encinas y tejos eran también utilizados como un lugar de encuentro tribal generación tras generación en donde las leyes religiosas y seculares eran impartidas. Aún hoy hasta tiempo muy recientes era habitual celebrar los denominados concejos abiertos bajo árboles centenarios (las juntas de Trasmiera oficiaban sus reuniones en Hoz de Anero, en Ribamontán al Monte, bajo una gran encina que todavía existe).
Fechas y momentos significativos
Flor del saúco o sabugo.
Como ocurre en otros pueblos en Cantabria existen fechas que han sido propicias desde antiguo para los rituales y las leyendas. Días cargados de ocultas y antiguas significaciones. Así, por San Juan, en el solsticio de verano, la noche es mágica. Dice la tradición en sus diferentes variantes que los Caballucos del Diablo y las brujas carecen de poderes tras el ocaso y se apoderan de él los curanderos; las plantas como el trébol de cuatro hojas, la flor del saúco, las hojas del sauce, enebro o brezo entre otras curan y dan felicidad si se recogen en esa madrugada. En torno a la Navidad (solsticio de invierno) se realizaban ceremonias rituales, vestigios de antiguos cultos al árbol, el fuego y el agua. En esas fechas se adornaban los manantiales y balcones con flores y se bailaba y saltaba sobre el fuego.
Destacan también momentos del día como el ocaso. En Cantabria se hablaba de El Sol de los Muertos refiriéndose al último sol de la tarde que enviaban los difuntos. Este se creía que marcaba el momento en que los muertos regresan a la vida y diversos autores lo han asociado con reminiscencias del culto solar.[27>
Criaturas mitológicas
A través de los mitos los hombres buscaban respuesta a los hechos de la naturaleza que les parecían inexplicables. En la imagen los Cantos de la Borrica en los puertos de Sejos, bloques erráticos de origen glaciar. La mitología cántabra justifica la presencia de grandes rocas como estas en brañas y camberas por la acción perversa del Ojáncano.
A la par que las divinidades telúricas y de la naturaleza, en Cantabria ha habido, según la tradición popular y al igual que en otros pueblos, seres fabulosos de aspecto desigual que las gentes temían o adoraban y en torno a los cuales se forjaban historias y leyendas. Existen muchos seres de este tipo dentro de la mitología cántabra, entre los que se pueden destacar los siguientes:
* El Ojáncanu. Infortunio de Cantabria, esta criatura personifica el mal entre los cántabros y representa la maldad, la crueldad y la brutalidad. Este gigante ciclópeo es la versión cántabra del Polifemo griego que aparece también en otras mitologías indoeuropeas.[28>
* La Ojáncana o Juáncana. Mujer del anterior. Le gana a aquel en maldad pues entre sus víctimas se encontraban también los niños.
* La Anjana. Es la antítesis al Ojáncano y la Ojáncana. Hada buena y generosa, protectora de las gentes honradas, de los enamorados y de quienes se extravían en los bosques y caminos.
* El Esteru. Es un personaje navideño de la mitología cántabra, este es un leñador que vive solo en el bosque y se dedica a hacer juguetes para repartirlos en Navidad por toda Cantabria.
* Los duendes. Aquí se engloban a todos los pequeños seres de la mitología cántabra, traviesos y burlones en una gran mayoría. Cabría distinguir entre los duendes domésticos, aquellos que viven en el interior o en los alrededores de las casas de Cantabria, como los Trasgus y Trastolillus; y los que habitan el bosque, como Trentis y Tentirujus.
Brumoso robledal en Cantabria. En la frondosidad de estos bosques la mitología montañesa sitúa a espíritus y seres mitológicos, intentando dar respuestas al miedo a lo desconocido.
Existen otros muchos seres fabulosos que pueblan la rica mitología de Cantabria, como los Ventolines, los Caballucos del Diablo, los Nuberos, el Musgosu, el Culebre, el Ramidreju, etc. O hermosas leyendas como la de la Sirenuca, bella moza desobediente y caprichosa aficionada a trepar por los acantilados más peligrosos de Castro Urdiales para cantar al compás de las olas y por ello convertida en ninfa marina. O la del Hombre Pez, ese joven de Liérganes al que le gustaba nadar y que se perdió en el río Miera, siendo finalmente encontrado en la Bahía de Cádiz, transformado en un extraño ser acuático.
La mitología cántabra en la actualidad
Todos estos seres y leyendas son prueba de la mentalidad mística de una época que respondió a la necesidad de los cántabros de expresar sus miedos a internarse en un bello entorno natural, pero a la vez abrupto, hostil y peligroso. A la búsqueda de respuestas que les diesen convencimiento y la conjugación de los poderes para su seguridad.
Aún todavía quedan cántabros en cuyos corazones las Anjanas no han sido sustituidas por santos y vírgenes, pues la siguen atribuyendo ciertas buenaventuras a esta hada buena de La Montaña, y aún se sigue amedrentando a los niños con el Ojáncano. Pero este mundo de significaciones y de valores se ha ido diluyendo poco a poco con la modernidad y el paso de los tiempos, apareciendo nuevos mitos urbanos y olvidándose los antiguos.
Es en lo últimos tiempos cuando la mitología montañesa ha recobrado un significativo interés, en especial a partir de la recopilación llevada a cabo por el escritor Manuel Llano Merino (1898-1938) a lo largo de su obra, nutrida de aportaciones de la tradición oral, y de trabajos de otros autores, como Adriano García-Lomas..
--------------------------------------------------- --------------------------------------------------- -------------------------------
El ojáncano u ojáncanu es un monstruo maligno de la mitología cántabra,[1> infortunio de Cantabria, personifica el mal entre los cántabros y representa la maldad, la crueldad y la brutalidad. De carácter salvaje, fiero y vengativo, esta criatura habita en las profundas y lúgubres grutas de los parajes más recónditos de La Montaña y cuyas entradas suelen estar cerradas con maleza y grandes rocas. Los más viejos contaban que daba miedo ver al ojáncano andar por encima de la nieve en las noches claras de enero. La mitología recoge la creencia de que los desfiladeros y barrancos han sido hechos por estos míticos personajes.
Ojalá te quedes ciegu,
ojáncanu malnacíu,
pa arrancarte el pelo blancu
y te mueras maldecíu.
Dicho popular.
Este gigante antropomorfo posee un aspecto descomunal, con un único ojo similar a un cíclope, su voz es grave y profunda como un trueno. Todo su enorme cuerpo está cubierto por un pelo áspero y rojizo proveniente de la espesa melena y la barba, de donde le crece un pelo blanco, el único punto débil del ojáncano. Si se le consigue arrancar tras cegarle el único ojo que tiene en su frente, muere.
Por otro lado la tradición dice que tienen mucho miedo a los sapos voladores y a las lechuzas. Cuando un sapo volador toca al ojáncano este muere si no consigue una hoja verde de avellano untada en sangre de raposo.
Los ojáncanos se alimenta de bellotas, de las hojas de los acebos y de los animales y panojos de maíz que roba. Pero también come murciélagos y aves como las golondrinas, además de los tallos de las moreras, y suele hurtar a los pescadores las truchas y las anguilas.
Ente las maldades que la mitología cántabra atribuye a este ogro está el de derribar árboles, cegar fuentes, robar ovejas, raptar a jóvenes pastoras, destruir puentes, matar gallinas y vacas, abrir simas y barrancos, arrastrar peñas hasta las camberas y brañas donde pasta el ganado, rompe las tejas, robar imágenes en las iglesias y dejar bojonas (con cuernos defectuosos) las vacas. Además, siembra entre los lugareños el rencor, la soberbia, la envidia y el hurto. A los recién nacidos se les protegía para que no fuesen raptados por ellos con ungüentos de agua bendita.
Paralelamente existen versiones que cuentan la existencia de ojáncanos bondadosos, nacido uno cada cien años, a los que se les podía incluso acaricar y ellos agradecidos avisaban de la llegada de los ojáncanos malos. Este monstruo es considerado el ser más popular de la mitología de Cantabria.
--------------------------------------------------- --------------------------------------------------- --
En la mitología cántabra la ojáncana o juáncana es la mujer del ojáncano, y al igual que él, un personaje sanguinario con el mismo aspecto aterrador pero es aún más perverso ya que sus víctimas eran los niños que se pierden por el bosque. Posee similitudes con las lamias vascas pero las supera en crueldad.[1>
Posee dos ojos, largos pechos que le cuelgan a la espalda cuando corre y carece de barba. Tiene un largo cabello oscuro y alborotado y de su boca sobresalen enormes y retorcidos dientes.
La reproducción de estos seres, ojáncanus y ojáncanas, es extremadamente peculiar dado que no se produce alumbramiento sino que cuando un ojáncanu está viejo, los demás lo matan, le abren el vientre para repartirse lo que lleve dentro y lo entierran bajo un roble, árbol junto al tejo con connotaciones míticas en Cantabria. Transcurridos nueve meses afloran del cadáver unos enormes y viscosos gusanos de color amarillo que dicen que olían a carne podrida y que durante tres años son amamantados por una ojáncana con la sangre que brota de sus grandes pechos, convirtiéndose posteriormente en ojáncanus y ojáncanas.
Ambos representan la antítesis a la dulzura y bondad de las anjanas y solo éstas o un duende pueden proteger a los hombres de ellos y castigarlos.
-----------------------------------------
La anjana (de jana, antiguo nombre con que se designaba a las hechiceras durante la Edad Media) es uno de los personajes más conocidos de la mitología cántabra. Estos seres feéricos son la contrapartida a los crueles y despiadados ojáncanos y ojáncanas y en la mayor parte de las versiones son las hadas buenas de Cantabria, generosas y protectoras de las gentes. Su representación en la mitología cántabra recuerda a la de las xanas en Asturias, las janas en León y las lamias vascas, estas últimas sin su aspecto zoomorfo.
En la tradición oral encontramos distintas explicaciones sobre la naturaleza de las anjanas. Unos dicen que son criaturas celestiales enviadas por Dios para realizar obras buenas y que tras 400 años regresan al cielo para no volver. Otros en cambio señalan que son espíritus de los árboles encargados de cuidar de los bosques. En todo caso, las describen de aspecto hermoso y delicado, con medio metro de estatura, ojos rasgados, brillantes pupilas negras o azules como luceros y mirada serena y amorosa. Tienen una piel blanquísima y su voz es dulce, unas veces parece un ruiseñor cuando están contentas y otras las de un escarabajo al pisar de las hojas en otoño. Esconden unas alas prácticamente imperceptibles y casi transparentes.
Estas ninfas de La Montaña poseen largas trenzas de color azabache u oro adornadas con lazos y cintas de seda multicolores y se ciñen a la cabeza una hermosa corona de flores silvestres. Visten una fina y larga túnica blanca que cubren con una capa azul. En sus manos llevan una vara de mimbre o espino que cada día de la semana brilla con una luz diferente.
Se las ve paseando por las sendas de los bosques, descansando en las orillas de los veneros y en los márgenes de los arroyos que parecen que cobran vida. Conversan con las aguas que manan de las fuentes y manantiales que es donde vive. Ayudan a los animales heridos, a los árboles partidos por las tormentas o los ojáncanos, a los enamorados, a aquellos que se extravían en la frondosidad del bosque, a los pobres y a los que sufren. Cuando pasean por los pueblos dejan regalos en las puertas de los que se lo han merecido y si se la invoca pidiendo ayuda ellas la prestarán si es buena persona, pero también castigan a quien las desobedece.
Dice la tradición que durante el equinoccio de primavera, en la media noche, se reúnen en las brañas y danzan hasta el amanecer cogidas de la mano, esparcen rosas y quien logre encontrar una de estas que tienen pétalos púrpuras, verdes, áureos o azules, será feliz hasta la hora de su muerte.
En Cantabria tienen este trasfondo feérico las Hechiceras del Ebro (o de Valderredible), las Mozas del Agua, la Viejuca de Vispieres, las Anjanas de Treceño, las Moras de Carmona o las Ijanas del Valle de Aras entre otras.
Las Anjanas y la Navidad
Como relata el escritor montañés Manuel Llano en su obra Mitos y leyendas de Cantabria, las Anjanas llegarían a las poblaciones del interior de la región durante la madrugada del 6 de enero con la intención de traer a los niños diversos juguetes y regalos. Esto se produciría cada cuatro años y generalmente en familias pobres o de bajo nivel económico. La tradición aún se mantiene anualmente en algunas localidades de Cantabria, en convivencia con la figura del esteru.
--------------------------------------
El Esteru es un personaje navideño originario de Cantabria.
Se trata de un leñador perteneciente a la mitología cántabra que durante el día de Navidad lleva regalos a los hogares de la región. Se ha recogido documentación sobre esta creencia en lugares de Asturias como Llanes y en los pueblos cántabros de Cobijón (Udías) y Ruiseñada (Comillas), municipio este último donde el Esteru goza de gran popularidad y aparece todos los años en su Cabalgata de Reyes, sobre todo en los últimos años del siglo XX y primeros del XXI. Es por tanto, junto a las anjanas, uno de los símbolos más representativo de las navidades en Cantabria.
Contenido
Nombre y etimología
Esteru es el nombre común de este personaje, desconociéndose cualquier otra denominación para el mismo. Sobre su origen etimológico existen varias hipótesis. Algunas teorías, al profundizar más sobre el origen de este personaje, afirman sin gran consistencia que dicha leyenda podría provenir de la figura de San Eustaquio (Saint Eustache en francés), abad de Saint-Germer-de-Fly, y posiblemente la palabra Esteru no sea más que la deformación de Eustache.
Otra conjetura se basa en la relación de Esteru con el término estéreo, medida de volumen para la leña donde un estéreo equivaldría a un metro cúbico. Posiblemente el vocablo estéreo fuera modificado con el paso del tiempo hasta evolucionar en Esteru, lo cual tendría cierta lógica al ser el personaje un leñador.
El personaje
El Esteru es un leñador bonachón y de complexión fuerte, con boina, pipa y grandes barbas (aunque en algunas representaciones se opta por la barba de tres días), que siempre va acompañado de su hacha, su bastón y su fiel ayudante, El Burru. Representa la bondad y el bien en la Tierra. Vive en los bosques de Cantabria y se dedica durante todo el año a cortar leña, salvo en los días de Navidad; en los que se ocupa de fabricar los juguetes que posteriormente trasladará a los hogares de Cantabria y parte de Asturias.
El origen
Sobre el origen del Esteru no conocemos gran cosa, y existen varias teorías y opiniones:
* Anterior al cristianismo. Puede que sea anterior al cristianismo en Cantabria y que durante el solsticio de invierno se festejase con grandes celebraciones y hogueras. Ya que estos tipos de ritos están relacionados con costumbres locales similares en países de cultura celta, son conocidos los rituales del solsticio de invierno como las hogueras, visitas de gigantes, hombres de varios ojos, etc.
* Hombre del Saco. Algunos creen que el famoso "Hombre del Saco", ese personaje que vivía solo en el bosque y que se llevaba a los niños malos, esté inspirado en Esteru y que la Iglesia llegó a transformar para asustar a los niños dado su origen pagano.
* Conde Fernán González. Otra teoría es que a mediados del siglo XIII un monje del monasterio de San Pedro de Arlanza (Burgos) escribió el "Poema de Fernán González". Donde se narra como este conde, nacido en Picón de Lara de los Infantes y más tarde llevado por seguridad a las Montañas cantábricas, fue secuestrado por un pobre leñador o carbonero y lo llevó al bosque en La Montaña, dedicando todo su esfuerzo y voluntad a criarlo de acuerdo con su linaje. Posteriormente en la 'Crónica General de España' de 1344 recoge: «Y, cuando llegó a los diez años, fue tan grande y tan valiente que no se hallara en toda esa tierra hombre de su edad o mayor que tan bien hubiese el cuerpo y las costumbres».
* Otras versiones creen que sea importado de País Vasco, ya que allí existe la leyenda del Olentzero, que es igual o similar a la de Esteru. Aunque es poco probable ya que su origen se encuentra en la zona occidental cántabra rayando con Asturias.
* O incluso que sea originario de Cantabria y posteriormente llevado por los cántabros al repoblar la Sierra de Cantabria en La Rioja e influenciando la zona de Navarra.
Estas costumbres fueron adoptadas por el cristianismo, dándole un significado cristiano a semejanza con las enseñanzas de la iglesia católica. Tampoco podemos evitar la comparación con Papá Noel o Santa Claus, tan popular en otras regiones de Europa.
La leyenda
Carroza del Esteru en la cabalgata de Reyes de Comillas.
Cuentan algunas personas mayores del Valle de Ruiseñada en Comillas [cita requerida> que hace muchos años en los bosques de Cantabria un hada buena se encontraba peinándose en el río y unos diminutos duendes empezaron a gritar y alborotar tanto que el hada se acercó y los trastolillos la dijeron:
-"Es un bebé, un bebé humano", "¿por que lo dejaron aquí?" -preguntaban.
-"No sé" -dijo el Hada- "en ocasiones es difícil comprender a los humanos".
-"Desde ahora" -dijo el Hada al niño- "te llamaremos Esteru, y te daré los regalos de Valentía y Bondad durante toda tu vida".
Y cogiendo al bebe lo llevó a la casita de un matrimonio que vivía en el bosque y no tenían hijos. Y durante muchos años Esteru creció feliz con sus padres adoptivos, cada día ayudaba a su padre cortando y haciendo coloños de madera para venderlos por los pueblos. Después de muchos años los padres de Esteru se murieron y el se quedo muy triste y solo, se fue haciendo viejo y se entretenía en hacer figurillas de madera que luego llevaba con su burru como regalo a los niños de los pueblos que visitaba. Esteru era muy querido por los niños, especialmente en uno de los pueblos donde vivían varios niños huérfanos en una casa de acogida que visitaba siempre que podía. Y así todos los años, pero un día una galerna que asoló los pueblos y montañas de Cantabria, destrozó muchos tejados y ventanas y Esteru que se dirigía al pueblo, al llegar vio como un rayo caía en la casa de los niños huérfanos y esta empezó a arder en llamas. Esteru dejó a su burru, corrió rápidamente a la casa y cubrió a los niños, que estaban aterrados, con mantas y los hizo salir por una ventana. Pero al tratar de salir él, una enorme viga le cayó encima y cayó tendido con gran dolor y su corazón dejo de latir, en ese momento su burru comenzó a rebuznar insistentemente. Las personas y niños que contemplaban la escena no pudieron hacer nada y se echaron a llorar. Pero en ese momento una enorme y brillante luz les sorprendió a todos desde el interior de la casa. Nadie podía ver lo que sucedía dentro. Pero dentro de la casa el hada buena que había encontrado a Esteru cuando era un bebé, apareció junto a él y le susurró "¡Esteru! ¡Esteru!. Y empezó a decirle ¡Esteru!, tú has sido bueno en vida y con un gran corazón, has dado tu vida por los demás. Por eso no quiero que mueras y quiero que vivas para siempre, de ahora en adelante tu harás los juguetes para los niños de Cantabria.
"¡¡Y nosotros te ayudaremos !!" dijeron todos los enanucos.
Y desde entonces todas las navidades, Esteru recorre todos los rincones de Cantabria con su burru repartiendo juguetes y regalos a los niños para que sean felices.
Música
La música, es la propia de estos días de invierno, llamada en Cantabria “Música d´iviernu” o “Música de Navidá” canciones tradicionales y música de influencia celta. Algunos grupos de música Folk de Cantabria, tienen dedicados varios discos a la recuperación de esta música tradicional.
El Burru
Esteru con su burru en la Cabalgata de Reyes de Comillas.
Asociado al Esteru cántabro encontramos la figura de El Burru (también llamado El Burujo), compañero inseparable, aunque en algunas versiones se prescinde de él. Su función es la de portar los regalos que van a distribuir. En Comillas ambos personajes desfilan conjuntamente durante la Cabalgata de Reyes.
Costumbres y muñecos
El Esteru es similar a Papá Noel o los Reyes Magos. Los días previos a la Navidad los niños escriben cartas al Esteru pidiendo los regalos que más tarde recibirán en casa. En estos últimos años se esta recuperando la figura del Esteru y además de Comillas varios municipios añaden la figura de este personaje a la Cabalgata de Reyes la noche del 5 de enero, en la que a veces es representado por un muñeco o por una persona vestida de leñador,
------
Hombre pez
El Hombre pez es un ser legendario de la mitología de Cantabria.
Historia
La primera reseña en la que aparece el relato del Hombre Pez es en el volumen VI del Teatro Crítico Universal de Fray Benito Jerónimo Feijoo.
Según dice el relato, a mediados del siglo XVII en el pueblo de Liérganes, en Cantabria había una pareja, Francisco de la Vega y María de Casar, que tenían cuatro hijos. Francisco falleció y la viuda mandó a su hijo Francisco a Bilbao a aprender del oficio de carpintero.
Estando en Bilbao, Francisco se fue a nadar el día antes de San Juan, en el año 1674, con unos amigos pero llevado por la corriente, éste desapareció y no se volvió a saber mas él. Solo cinco años después, en 1679, en Cádiz, unos pescadores afirmaron ver un ser acuático pero con apariencia humana que desapareció rápidamente. Esta aparición se repitió constantemente hasta atrapar a la criatura con trozos de pan y unas redes. Una vez capturado pudieron constatar que se trataba de un hombre, con escamas y forma de pez.
Entonces fue llevado al convento de San Francisco donde fue interrogado para saber de quien se trataba y al cabo de un tiempo consiguió tartamudear una palabra: "Liérganes". Nadie sabía que significaba, hasta que una persona de Cantabria que estaba trabajando en Cádiz, comentó que en Cantabria había un pueblo que se llamaba así. También Don Domingo de la Cantolla, secretario del Santo Oficio de la Inquisición, confirmó dicha afirmación ya que él era de allí.
A continuación, llegó la noticia a Liérganes para averiguar si había pasado algo extraño en los últimos años y desde Liérganes respondieron que únicamente se había registrado la desaparición de Francisco de la Vega, cinco años atrás. Entonces Juan Rosendo, un fraile del convento, acompañó a Francisco hasta Liérganes para comprobar si era cierto que era de allí y a la altura del Monte de la Dehesa, Francisco se adelantó y fue directamente hasta la casa de María de Casar, que rápidamente lo reconoció como su hijo.
Ya en casa de su madre, Francisco vivió tranquilo sin mostrar ningún interés por nada. Iba descalzo y a veces desnudo y no hablaba apenas. A veces estaba varios días sin comer pero no mostraba entusiasmo por nada. Después de nueve años en casa de su madre, desapareció en el mar sin volver a saberse nada sobre él.
-------------
Trasgo
El trasgo es una criatura mitológica presente en la tradición de muchas culturas del norte de España, como pueden ser la asturiana (trasgu) o la montañesa, y presente en general en la cultura española.
En otros lugares de Europa también es conocido como gnomo, silfo, kobold o trasgu en asturiano entre otros nombres.
El origen de este mito es céltico-romano y proviene del norte de Europa.
Contenido
Mitología asturiana
Llamado trasgu, es el ser más conocido de la mitología asturiana, también compartido por mitologías de origen celta como la gallega.
Es un duende casero que vive en el hogar de carácter travieso e inquieto. Se le representa como un hombre pequeño y cojo de la pierna derecha, con la piel morena, vestido de rojo y tocado de un gorro picudo también rojo, tiene un agujero en la mano izquierda.
Se le adjudican aquellos ruidos nocturnos que nos despiertan y pequeñas diabluras como cambiar objetos de sitio.
Penetra por las noches en las casas cuando duermen sus moradores, y si está de mal humor rompe cacharros, espanta reses, revuelve la ropa de las arcas, trasiega con agua, etc. Estos desperfectos no causan daño material, ya que los moradores lo vuelven a encontrar luego todo como lo dejaron.
En cambio, cuando es tratado bien, se dedica por la noche a hacer las labores de la casa.
Cómo deshacerse de él
Cuando se dedica a incordiar, es muy difícil deshacerse de él y si los dueños de la casa deciden mudarse a una nueva, no tarda en aparecerse tras ellos.
Para echar a un trasgo de casa se le suele encargar alguna tarea imposible de conseguir con lo que, el trasgo, avergonzado, se marcha para no volver:
* Traer un cesto de agua.
* Recoger mijo del suelo (se le escapa por el agujero de la mano).
* Blanquear un carnero negro.
Como se cree capaz de hacerlo todo, acepta el reto, pero al ser cosas imposibles, siente herido su orgullo y se va.
En su testarudez, el trasgo aceptará el trato, y lo intentará hasta desistir por falta de fuerzas, yéndose de la casa para siempre.
También para espantarlo se puede andar de noche fingiendo acciones propias de un duende.
Mitología cántabra
En Cantabria, los trasgus son unos pequeños duendes de cara negra y ojos verdes que habitan en los bosques y cuya actividad es burlar a las personas y hacerles gamberradas, sobre todo a las mozucas que están haciendo alguna tarea como por ejemplo pastorear. Puesto que deben esconderse de los humanos, su vestimenta se compone de hojas de árboles y musgo
--------------------------
El trastolillo o trastolillu es un ser de la mitología cántabra englobado dentro de los que se denominarían duendes domésticos.
Semejante al trasgo, son seres protectores del hogar, revoltosos y juguetones. Se le describe como un geniecillo de facciones pícaras y más negro que el hollín, con el pelo largo y del mismo color. Posee unos ojillos verdes, colmillos retorcidos, rabillo apenas apreciable y someros cuernecillos. Viste una especie de manto rojo que se hace de cortezas de árbol cosidas con hiedra, se cubre la cabeza con un gorro blanco y se asiste de un bastoncillo de madera.
Entre sus hazañas está la de tirar la harina, beber la leche, esconder las albarcas, correr las aldabas de las ventanas por la noche para que el viento las haga chirriar o requemar los guisos, todo ello entre estridentes risas y fingidos lloriqueos.
Son semejantes en aspectos y hazañas a los pequeños seres de las mitologías nórdicas.
--------------------------
los Trentis son duendes traviesos de los bosques. Van vestidos con hojas, musgo y raíces. Se ocultan entre los bardales para poder tirar de las sayas y pellizcar las pantorrillas a las muchachas, para después escapar corriendo entre los zarzales. Aunque son bromistas también pueden ayudar al hombre sin que estos lo sepan, sintiendo especial predilección por lo niños. Auxilian al pastor a encontrar su ganado tras la tormenta o las maldades del Ojáncano y ayudan a las viejas que no pueden valerse por si mismas.
Durante el invierno este ser de vida silvestre duerme al abrigo de las torcas y en verano bajo la frescura de los árboles. Se alimenta de panojas y endrinas pero jamás bebe agua pues es ponzoña para él.
-------------------------------
los tentirujos o tentirujus son diablillos tentadores de orejas puntiagudas, ropajes encarnados y boina en la cabeza. Se aprovechan de la invisibilidad que les producen los brotes tiernos de mandrágora que siempre llevan para acariciar a las mozas y volverlas descaradas. Tiene similitudes al busgosu de la mitología asturiana.
------------------------
El culebre es un ser legendario de la mitología de Cantabria en forma de dragón o serpiente alada. La tradición lo describe con una gran boca de afilados dientes por la que escupe azufre y fuego. Sus ojos son ascuas incandescentes, todo su cuerpo está recubierto de escamas y de su espalda crecen unas alas de murciélago. Vive en cuevas donde guardar tesoros, siendo muy conocido el que vive en los acantilados de San Vicente de la Barquera.
En el pasado el culebre exigía cada cierto tiempo una doncella virgen para devorarla a cambio de no desatar su furia sobre las gentes. Así era hasta que una de las doncellas que iba a ser sacrificada invocó al apóstol Santiago. Este se enfrentó a la bestia y el Culebre herido en el pecho, se comenzó a retorcer, soltó una nube de azufre por la boca y herido y humillado, regresó a su cueva no volviendo nunca a pedir tributo a las gentes.
Cuentan la leyendas que el culebre tras tantos siglos de longevidad ya ha perdido gran parte de sus poderes, especialmente en la mágica noche de San Juan cuando no son efectivos sus encantamientos. Por el contrario, la noche de San Bartolomé sale de su cueva con sus poderes acrecentados, provocando tempestades y desatando el terror.
-----------------------------------------------
el ramidreju es un animal legendario que nace cada cien años de las comadrejas o de las rámilas. De aspecto delgado y muy largo, posee una piel rayada de color verde, sus ojos son amarillos y tiene un hocico de jabalí del que se vale para excavar profundos agujeros en la tierra similares a los de los topos.
Es muy buscado en Cantabria porque dicen que su piel cura todas las enfermedades y que sirve para encontrar tesoros escondidos.
Mitología de Cantabria
De Wikipedia, la enciclopedia libre
La mitología autóctona de Cantabria, desde sus orígenes más remotos y con el paso del tiempo, se ha ido entroncado con los mitos celtas y romanos, emparentándose en parte con leyendas y tradiciones del resto de la Cornisa Cantábrica. En la mayoría de los casos su significado más profundo, trasmitido de padres a hijos a través de la tradición oral, ha quedado diluido bien porque este se ha ido perdiendo, bien porque los escritores clásicos nos la han trasmitido cercenadamente al no recoger toda la riqueza y mentalidad popular, fijándose únicamente en los cultos y divinidades que guardaban semejanza con los suyos. Por otro lado la romanización en un primer momento y la incursión del cristianismo posteriormente han ido transformando el sentido y representación de estos ritos paganos, alcanzándose en muchos casos un sincretismo religioso.
El culto al fuego siempre ha estado presente en la mitología.
Aun así, todavía se conservan en el pueblo cántabro apólogos y leyendas con una mayor componente ritual o de comportamiento que como relatos significativos.
Contenido
[ocultar>
* 1 Divinidades
* 2 Mitología telúrica y arbórea
* 3 Fechas y momentos significativos
* 4 Criaturas mitológicas
* 5 La mitología cántabra en la actualidad
* 6 Véase también
* 7 Referencias y notas
* 8 Enlaces externos
* 9 Bibliografía
Divinidades
Una de las estelas cántabras de Barros, datadas entre los siglos IV y I a. C. Sus bajorrelieves de anillos, aureolas de triángulos y el tetrasquel se relacionan con símbolos solares y crecientes lunares.
Entre los restos de mitos que aún persisten como sustrato en la tradición cántabra se encuentran el culto a las grandes divinidades protectoras, como es la adoración al Sol, lo cual queda atestiguado en las estelas cántabras encontradas, y en relación con el culto al fuego.[1> Así mismo, se idolatra a una divinidad-padre suprema, denominada Candamo, que en época romana se asocia con Júpiter (Júpiter Candamo) y el culto solar y posteriormente con el Dios cristiano.[2>
Adjunto al marcado carácter guerrero de los cántabros aparece un dios de la guerra, posteriormente identificado como el Marte romano, al que se le ofrecían sacrificios de machos cabríos, caballos y prisioneros en gran número, según señala Estrabón, Horacio y Silio Itálico.[3> [4> [5> Estas hecatombes iban acompañadas de la bebida de la sangre aún caliente de los caballos,[6> como menciona Horacio al respecto de los concanos, y sería una verdadera comunión.
et laetum equino sanguine Concanum
Horacio. Carm. III 4. v29-36
El teónimo Epane podría tener relación con este culto.[7> Para los antiguos cántabros estas prácticas poseían un origen místico ligado a la creencia en la sacralidad de estos animales[8> que algunos vinculan muy estrechamente con la variante del dios Marte céltico solar y que serían su reencarnación.[9> [10>
Los sacrificios humanos entre los pueblos del norte son citados también por San Martín Dumiense[11> y tendrían el mismo carácter de redención y vaticinio que el resto de los celtas de la Galia, donde eran muy frecuentes. Así Estrabón cuenta sobre estos que examinaban las vísceras de los prisioneros, cubriéndolas con sayos, les amputaban las manos derechas y las consagraban a los dioses. El modo de vaticinar el futuro dependía de la caída de la víctima.[12>
Unido a esta divinidad guerrera aparecen las diosas-madres germinadoras vinculadas a la Luna con evocaciones casi hasta el presente en la que hasta hoy en día posee un clara influencia en el medio rural en las fases de siembra y recogida de cultivos. Joaquín González Echegaray relaciona la diosa Cantabria aparecida en la inscripción de un ara votiva hallada en Topusko (Croacia) con la Diosa Madre de los cántabros. Este epigrama habría sido realizado por alguno o algunos soldados que formaban parte de las legiones romanas:
CANTABRIA / SACR(um) / CVSTOD(es) / EIVSDEM,[13>
Del mismo modo el culto a un dios del mar fue asimilado en épocas romana a través del dios Neptuno (una estatuilla de esta deidad pero con rasgos de la divinidad cántabra original fue encontrada en Castro Urdiales).
Estos antiguos cántabros creían en la inmortalidad del espíritu. Así lo demostraban en sus ritos funerarios donde predominaba la cremación, a excepción de aquellos que morían en combate, que debían de reposar en el campo de batalla hasta que los buitres abrieran sus entrañas para llevarse al más allá su alma y unirse a la gloria de sus antepasados. Esta práctica queda atestiguada en los grabados de la Estela de Zurita.
Así mismo un papel importante en la compleja sociedad cántabra era el sacrifico en sus dos aspectos: como medio de conformar la voluntad divina y como prevalencia de la abnegación a la colectividad frente al individuo. Así pues en una sociedad guerrera como la cántabra la inmolación no era considerada como símbolo de primitivismo o barbarie sino que la difícil determinación que requería a la persona que lo llevase a cabo conllevaba que tuviese un alto grado de importancia. Tal era el caso de la denominada devotio, un singular y extremo sacrificio practicado por los cántabros mediante el cual las comunidades guerreras unían su destino al de su líder.[14>
Mitología telúrica y arbórea
Vista de Torre Bermeja (2.400 m) y Peña Santa (2.596 m), en el Macizo Occidental de los Picos de Europa.
Al mismo tiempo existe una mitología terrenal de adoración a Gaya, la Madre Tierra, a través de la divinización de los animales, árboles, montañas y aguas como espíritus elementales. Creencias, por otro lado, comunes a todos los pueblos que reciben la influencia celta.[15>
Lugares como el Pico Dobra, en el valle del Besaya, han dejado constancia de su sacralizado desde época prerromana a través del ara dedicada al dios cántabro Erudinus fechado en el año 399, lo que demuestra que estos ritos se extendieron más allá de la instauración del cristianismo en el Imperio Romano como religión oficial. Del mismo modo topónimos como Peña Sagra, Peña Santa, Mozagro (montem sacrum = monte sagrado), Montehano (montem fanum = monte del santuario)[16> indican que han sido considerados lugares sagrados desde la antigüedad más remota.
Se divinizaban así mismo aguas de ríos y fuentes. En el Monte Cildá apareció una ara dedicada a la diosa madre Mater Deva, conocida en el mundo céltico y personificada en el río Deva. En Otañes se encontró una pátera dedicada a la ninfa de una fuente con propiedades medicinales. Plinio el Viejo[17> cita la existencia en Cantabria de unas fuentes intermitentes -las Fuentes Tamáricas- veneradas por los cántabros tamáricos que tenían valor augurio y que correspondería a la actual Velilla del Río Carrión.[18> Suetonio en su relato sobre la vida de Galba, señala como símbolo de buen augurio el haber encontrado durante su estancia en Cantabria doce hachas en un lago.[19> Estos eran sin duda exvotos depositados allí según costumbre también de otros pueblos europeos, lo que sugiere un culto a los lagos.[20> Así mismo la ofrenda a las aguas de stipes, o monedas de bronce de escaso valor, así como de otras piezas de mayor cuantía, como denarios, áureos y sólidos, queda manifiesta en la presencia de algunas de estas piezas en La Hermida, Peña Cutral, Alceda y en el río Híjar.
Bayas carnosas del tejo o arilos. Este árbol mítico quizá sea el más representativo de Cantabria y ha sido plantado con frecuencia junto a edificios singulares. Antiguamente al terminar de construirse una de estas edificaciones se plantaba próximo un tejo como árbol testigo.
De igual manera se divinizó la foresta, un culto con clara influencia celta a través de su mitología arbórea. Algunas especies de árboles eran especialmente respetados; el tejo y el roble. El primero es la especie más emblemática y simbólica de Cantabria y ha sido venerado por los cántabros de la antigüedad, formando parte de algunos de sus rituales. Por Silio Itálico, Floro, Plinio y San Isidoro de Sevilla sabemos que se suicidaban con veneno extraído de las hojas de este árbol,[21> pues preferían la muerte a ser esclavizados, y de igual forma sacrificaban a los ancianos no aptos para la guerra.[22> [23> [24> [25> Es habitual encontrarlos en las plazas de los pueblos, en cementerios, iglesias, ermitas, palacios y casonas al considerarse un árbol testigo, lo que ha permitido perpetuar ese halo de misterio y sacralidad que envuelve todo lo relacionado con esta especie.[26>
El roble es el árbol céltico por excelencia ya que quizá sea la especie más sacra para los druidas, del cual recolectaban el muérdago. Es una especie que arrastra muchas connotaciones folclóricas, simbólicas y mágicas en Cantabria y era frecuente utilizarlo como "árbol de mayo", la maya que aún hoy preside los festejos en algunos pueblos, alrededor del cual bailaban los mayos para celebrar el renacer de la vida vegetal. Las cagigas simbolizan la unión del cielo y la tierra, imagen que le confería el valor de eje del mundo. Tienden a atraer al rayo, por lo que jugaban un importante papel preponderante en las ceremonias para conseguir lluvia y fuego en toda Europa.
Robles, hayas, encinas y tejos eran también utilizados como un lugar de encuentro tribal generación tras generación en donde las leyes religiosas y seculares eran impartidas. Aún hoy hasta tiempo muy recientes era habitual celebrar los denominados concejos abiertos bajo árboles centenarios (las juntas de Trasmiera oficiaban sus reuniones en Hoz de Anero, en Ribamontán al Monte, bajo una gran encina que todavía existe).
Fechas y momentos significativos
Flor del saúco o sabugo.
Como ocurre en otros pueblos en Cantabria existen fechas que han sido propicias desde antiguo para los rituales y las leyendas. Días cargados de ocultas y antiguas significaciones. Así, por San Juan, en el solsticio de verano, la noche es mágica. Dice la tradición en sus diferentes variantes que los Caballucos del Diablo y las brujas carecen de poderes tras el ocaso y se apoderan de él los curanderos; las plantas como el trébol de cuatro hojas, la flor del saúco, las hojas del sauce, enebro o brezo entre otras curan y dan felicidad si se recogen en esa madrugada. En torno a la Navidad (solsticio de invierno) se realizaban ceremonias rituales, vestigios de antiguos cultos al árbol, el fuego y el agua. En esas fechas se adornaban los manantiales y balcones con flores y se bailaba y saltaba sobre el fuego.
Destacan también momentos del día como el ocaso. En Cantabria se hablaba de El Sol de los Muertos refiriéndose al último sol de la tarde que enviaban los difuntos. Este se creía que marcaba el momento en que los muertos regresan a la vida y diversos autores lo han asociado con reminiscencias del culto solar.[27>
Criaturas mitológicas
A través de los mitos los hombres buscaban respuesta a los hechos de la naturaleza que les parecían inexplicables. En la imagen los Cantos de la Borrica en los puertos de Sejos, bloques erráticos de origen glaciar. La mitología cántabra justifica la presencia de grandes rocas como estas en brañas y camberas por la acción perversa del Ojáncano.
A la par que las divinidades telúricas y de la naturaleza, en Cantabria ha habido, según la tradición popular y al igual que en otros pueblos, seres fabulosos de aspecto desigual que las gentes temían o adoraban y en torno a los cuales se forjaban historias y leyendas. Existen muchos seres de este tipo dentro de la mitología cántabra, entre los que se pueden destacar los siguientes:
* El Ojáncanu. Infortunio de Cantabria, esta criatura personifica el mal entre los cántabros y representa la maldad, la crueldad y la brutalidad. Este gigante ciclópeo es la versión cántabra del Polifemo griego que aparece también en otras mitologías indoeuropeas.[28>
* La Ojáncana o Juáncana. Mujer del anterior. Le gana a aquel en maldad pues entre sus víctimas se encontraban también los niños.
* La Anjana. Es la antítesis al Ojáncano y la Ojáncana. Hada buena y generosa, protectora de las gentes honradas, de los enamorados y de quienes se extravían en los bosques y caminos.
* El Esteru. Es un personaje navideño de la mitología cántabra, este es un leñador que vive solo en el bosque y se dedica a hacer juguetes para repartirlos en Navidad por toda Cantabria.
* Los duendes. Aquí se engloban a todos los pequeños seres de la mitología cántabra, traviesos y burlones en una gran mayoría. Cabría distinguir entre los duendes domésticos, aquellos que viven en el interior o en los alrededores de las casas de Cantabria, como los Trasgus y Trastolillus; y los que habitan el bosque, como Trentis y Tentirujus.
Brumoso robledal en Cantabria. En la frondosidad de estos bosques la mitología montañesa sitúa a espíritus y seres mitológicos, intentando dar respuestas al miedo a lo desconocido.
Existen otros muchos seres fabulosos que pueblan la rica mitología de Cantabria, como los Ventolines, los Caballucos del Diablo, los Nuberos, el Musgosu, el Culebre, el Ramidreju, etc. O hermosas leyendas como la de la Sirenuca, bella moza desobediente y caprichosa aficionada a trepar por los acantilados más peligrosos de Castro Urdiales para cantar al compás de las olas y por ello convertida en ninfa marina. O la del Hombre Pez, ese joven de Liérganes al que le gustaba nadar y que se perdió en el río Miera, siendo finalmente encontrado en la Bahía de Cádiz, transformado en un extraño ser acuático.
La mitología cántabra en la actualidad
Todos estos seres y leyendas son prueba de la mentalidad mística de una época que respondió a la necesidad de los cántabros de expresar sus miedos a internarse en un bello entorno natural, pero a la vez abrupto, hostil y peligroso. A la búsqueda de respuestas que les diesen convencimiento y la conjugación de los poderes para su seguridad.
Aún todavía quedan cántabros en cuyos corazones las Anjanas no han sido sustituidas por santos y vírgenes, pues la siguen atribuyendo ciertas buenaventuras a esta hada buena de La Montaña, y aún se sigue amedrentando a los niños con el Ojáncano. Pero este mundo de significaciones y de valores se ha ido diluyendo poco a poco con la modernidad y el paso de los tiempos, apareciendo nuevos mitos urbanos y olvidándose los antiguos.
Es en lo últimos tiempos cuando la mitología montañesa ha recobrado un significativo interés, en especial a partir de la recopilación llevada a cabo por el escritor Manuel Llano Merino (1898-1938) a lo largo de su obra, nutrida de aportaciones de la tradición oral, y de trabajos de otros autores, como Adriano García-Lomas..
--------------------------------------------------- --------------------------------------------------- -------------------------------
El ojáncano u ojáncanu es un monstruo maligno de la mitología cántabra,[1> infortunio de Cantabria, personifica el mal entre los cántabros y representa la maldad, la crueldad y la brutalidad. De carácter salvaje, fiero y vengativo, esta criatura habita en las profundas y lúgubres grutas de los parajes más recónditos de La Montaña y cuyas entradas suelen estar cerradas con maleza y grandes rocas. Los más viejos contaban que daba miedo ver al ojáncano andar por encima de la nieve en las noches claras de enero. La mitología recoge la creencia de que los desfiladeros y barrancos han sido hechos por estos míticos personajes.
Ojalá te quedes ciegu,
ojáncanu malnacíu,
pa arrancarte el pelo blancu
y te mueras maldecíu.
Dicho popular.
Este gigante antropomorfo posee un aspecto descomunal, con un único ojo similar a un cíclope, su voz es grave y profunda como un trueno. Todo su enorme cuerpo está cubierto por un pelo áspero y rojizo proveniente de la espesa melena y la barba, de donde le crece un pelo blanco, el único punto débil del ojáncano. Si se le consigue arrancar tras cegarle el único ojo que tiene en su frente, muere.
Por otro lado la tradición dice que tienen mucho miedo a los sapos voladores y a las lechuzas. Cuando un sapo volador toca al ojáncano este muere si no consigue una hoja verde de avellano untada en sangre de raposo.
Los ojáncanos se alimenta de bellotas, de las hojas de los acebos y de los animales y panojos de maíz que roba. Pero también come murciélagos y aves como las golondrinas, además de los tallos de las moreras, y suele hurtar a los pescadores las truchas y las anguilas.
Ente las maldades que la mitología cántabra atribuye a este ogro está el de derribar árboles, cegar fuentes, robar ovejas, raptar a jóvenes pastoras, destruir puentes, matar gallinas y vacas, abrir simas y barrancos, arrastrar peñas hasta las camberas y brañas donde pasta el ganado, rompe las tejas, robar imágenes en las iglesias y dejar bojonas (con cuernos defectuosos) las vacas. Además, siembra entre los lugareños el rencor, la soberbia, la envidia y el hurto. A los recién nacidos se les protegía para que no fuesen raptados por ellos con ungüentos de agua bendita.
Paralelamente existen versiones que cuentan la existencia de ojáncanos bondadosos, nacido uno cada cien años, a los que se les podía incluso acaricar y ellos agradecidos avisaban de la llegada de los ojáncanos malos. Este monstruo es considerado el ser más popular de la mitología de Cantabria.
--------------------------------------------------- --------------------------------------------------- --
En la mitología cántabra la ojáncana o juáncana es la mujer del ojáncano, y al igual que él, un personaje sanguinario con el mismo aspecto aterrador pero es aún más perverso ya que sus víctimas eran los niños que se pierden por el bosque. Posee similitudes con las lamias vascas pero las supera en crueldad.[1>
Posee dos ojos, largos pechos que le cuelgan a la espalda cuando corre y carece de barba. Tiene un largo cabello oscuro y alborotado y de su boca sobresalen enormes y retorcidos dientes.
La reproducción de estos seres, ojáncanus y ojáncanas, es extremadamente peculiar dado que no se produce alumbramiento sino que cuando un ojáncanu está viejo, los demás lo matan, le abren el vientre para repartirse lo que lleve dentro y lo entierran bajo un roble, árbol junto al tejo con connotaciones míticas en Cantabria. Transcurridos nueve meses afloran del cadáver unos enormes y viscosos gusanos de color amarillo que dicen que olían a carne podrida y que durante tres años son amamantados por una ojáncana con la sangre que brota de sus grandes pechos, convirtiéndose posteriormente en ojáncanus y ojáncanas.
Ambos representan la antítesis a la dulzura y bondad de las anjanas y solo éstas o un duende pueden proteger a los hombres de ellos y castigarlos.
-----------------------------------------
La anjana (de jana, antiguo nombre con que se designaba a las hechiceras durante la Edad Media) es uno de los personajes más conocidos de la mitología cántabra. Estos seres feéricos son la contrapartida a los crueles y despiadados ojáncanos y ojáncanas y en la mayor parte de las versiones son las hadas buenas de Cantabria, generosas y protectoras de las gentes. Su representación en la mitología cántabra recuerda a la de las xanas en Asturias, las janas en León y las lamias vascas, estas últimas sin su aspecto zoomorfo.
En la tradición oral encontramos distintas explicaciones sobre la naturaleza de las anjanas. Unos dicen que son criaturas celestiales enviadas por Dios para realizar obras buenas y que tras 400 años regresan al cielo para no volver. Otros en cambio señalan que son espíritus de los árboles encargados de cuidar de los bosques. En todo caso, las describen de aspecto hermoso y delicado, con medio metro de estatura, ojos rasgados, brillantes pupilas negras o azules como luceros y mirada serena y amorosa. Tienen una piel blanquísima y su voz es dulce, unas veces parece un ruiseñor cuando están contentas y otras las de un escarabajo al pisar de las hojas en otoño. Esconden unas alas prácticamente imperceptibles y casi transparentes.
Estas ninfas de La Montaña poseen largas trenzas de color azabache u oro adornadas con lazos y cintas de seda multicolores y se ciñen a la cabeza una hermosa corona de flores silvestres. Visten una fina y larga túnica blanca que cubren con una capa azul. En sus manos llevan una vara de mimbre o espino que cada día de la semana brilla con una luz diferente.
Se las ve paseando por las sendas de los bosques, descansando en las orillas de los veneros y en los márgenes de los arroyos que parecen que cobran vida. Conversan con las aguas que manan de las fuentes y manantiales que es donde vive. Ayudan a los animales heridos, a los árboles partidos por las tormentas o los ojáncanos, a los enamorados, a aquellos que se extravían en la frondosidad del bosque, a los pobres y a los que sufren. Cuando pasean por los pueblos dejan regalos en las puertas de los que se lo han merecido y si se la invoca pidiendo ayuda ellas la prestarán si es buena persona, pero también castigan a quien las desobedece.
Dice la tradición que durante el equinoccio de primavera, en la media noche, se reúnen en las brañas y danzan hasta el amanecer cogidas de la mano, esparcen rosas y quien logre encontrar una de estas que tienen pétalos púrpuras, verdes, áureos o azules, será feliz hasta la hora de su muerte.
En Cantabria tienen este trasfondo feérico las Hechiceras del Ebro (o de Valderredible), las Mozas del Agua, la Viejuca de Vispieres, las Anjanas de Treceño, las Moras de Carmona o las Ijanas del Valle de Aras entre otras.
Las Anjanas y la Navidad
Como relata el escritor montañés Manuel Llano en su obra Mitos y leyendas de Cantabria, las Anjanas llegarían a las poblaciones del interior de la región durante la madrugada del 6 de enero con la intención de traer a los niños diversos juguetes y regalos. Esto se produciría cada cuatro años y generalmente en familias pobres o de bajo nivel económico. La tradición aún se mantiene anualmente en algunas localidades de Cantabria, en convivencia con la figura del esteru.
--------------------------------------
El Esteru es un personaje navideño originario de Cantabria.
Se trata de un leñador perteneciente a la mitología cántabra que durante el día de Navidad lleva regalos a los hogares de la región. Se ha recogido documentación sobre esta creencia en lugares de Asturias como Llanes y en los pueblos cántabros de Cobijón (Udías) y Ruiseñada (Comillas), municipio este último donde el Esteru goza de gran popularidad y aparece todos los años en su Cabalgata de Reyes, sobre todo en los últimos años del siglo XX y primeros del XXI. Es por tanto, junto a las anjanas, uno de los símbolos más representativo de las navidades en Cantabria.
Contenido
Nombre y etimología
Esteru es el nombre común de este personaje, desconociéndose cualquier otra denominación para el mismo. Sobre su origen etimológico existen varias hipótesis. Algunas teorías, al profundizar más sobre el origen de este personaje, afirman sin gran consistencia que dicha leyenda podría provenir de la figura de San Eustaquio (Saint Eustache en francés), abad de Saint-Germer-de-Fly, y posiblemente la palabra Esteru no sea más que la deformación de Eustache.
Otra conjetura se basa en la relación de Esteru con el término estéreo, medida de volumen para la leña donde un estéreo equivaldría a un metro cúbico. Posiblemente el vocablo estéreo fuera modificado con el paso del tiempo hasta evolucionar en Esteru, lo cual tendría cierta lógica al ser el personaje un leñador.
El personaje
El Esteru es un leñador bonachón y de complexión fuerte, con boina, pipa y grandes barbas (aunque en algunas representaciones se opta por la barba de tres días), que siempre va acompañado de su hacha, su bastón y su fiel ayudante, El Burru. Representa la bondad y el bien en la Tierra. Vive en los bosques de Cantabria y se dedica durante todo el año a cortar leña, salvo en los días de Navidad; en los que se ocupa de fabricar los juguetes que posteriormente trasladará a los hogares de Cantabria y parte de Asturias.
El origen
Sobre el origen del Esteru no conocemos gran cosa, y existen varias teorías y opiniones:
* Anterior al cristianismo. Puede que sea anterior al cristianismo en Cantabria y que durante el solsticio de invierno se festejase con grandes celebraciones y hogueras. Ya que estos tipos de ritos están relacionados con costumbres locales similares en países de cultura celta, son conocidos los rituales del solsticio de invierno como las hogueras, visitas de gigantes, hombres de varios ojos, etc.
* Hombre del Saco. Algunos creen que el famoso "Hombre del Saco", ese personaje que vivía solo en el bosque y que se llevaba a los niños malos, esté inspirado en Esteru y que la Iglesia llegó a transformar para asustar a los niños dado su origen pagano.
* Conde Fernán González. Otra teoría es que a mediados del siglo XIII un monje del monasterio de San Pedro de Arlanza (Burgos) escribió el "Poema de Fernán González". Donde se narra como este conde, nacido en Picón de Lara de los Infantes y más tarde llevado por seguridad a las Montañas cantábricas, fue secuestrado por un pobre leñador o carbonero y lo llevó al bosque en La Montaña, dedicando todo su esfuerzo y voluntad a criarlo de acuerdo con su linaje. Posteriormente en la 'Crónica General de España' de 1344 recoge: «Y, cuando llegó a los diez años, fue tan grande y tan valiente que no se hallara en toda esa tierra hombre de su edad o mayor que tan bien hubiese el cuerpo y las costumbres».
* Otras versiones creen que sea importado de País Vasco, ya que allí existe la leyenda del Olentzero, que es igual o similar a la de Esteru. Aunque es poco probable ya que su origen se encuentra en la zona occidental cántabra rayando con Asturias.
* O incluso que sea originario de Cantabria y posteriormente llevado por los cántabros al repoblar la Sierra de Cantabria en La Rioja e influenciando la zona de Navarra.
Estas costumbres fueron adoptadas por el cristianismo, dándole un significado cristiano a semejanza con las enseñanzas de la iglesia católica. Tampoco podemos evitar la comparación con Papá Noel o Santa Claus, tan popular en otras regiones de Europa.
La leyenda
Carroza del Esteru en la cabalgata de Reyes de Comillas.
Cuentan algunas personas mayores del Valle de Ruiseñada en Comillas [cita requerida> que hace muchos años en los bosques de Cantabria un hada buena se encontraba peinándose en el río y unos diminutos duendes empezaron a gritar y alborotar tanto que el hada se acercó y los trastolillos la dijeron:
-"Es un bebé, un bebé humano", "¿por que lo dejaron aquí?" -preguntaban.
-"No sé" -dijo el Hada- "en ocasiones es difícil comprender a los humanos".
-"Desde ahora" -dijo el Hada al niño- "te llamaremos Esteru, y te daré los regalos de Valentía y Bondad durante toda tu vida".
Y cogiendo al bebe lo llevó a la casita de un matrimonio que vivía en el bosque y no tenían hijos. Y durante muchos años Esteru creció feliz con sus padres adoptivos, cada día ayudaba a su padre cortando y haciendo coloños de madera para venderlos por los pueblos. Después de muchos años los padres de Esteru se murieron y el se quedo muy triste y solo, se fue haciendo viejo y se entretenía en hacer figurillas de madera que luego llevaba con su burru como regalo a los niños de los pueblos que visitaba. Esteru era muy querido por los niños, especialmente en uno de los pueblos donde vivían varios niños huérfanos en una casa de acogida que visitaba siempre que podía. Y así todos los años, pero un día una galerna que asoló los pueblos y montañas de Cantabria, destrozó muchos tejados y ventanas y Esteru que se dirigía al pueblo, al llegar vio como un rayo caía en la casa de los niños huérfanos y esta empezó a arder en llamas. Esteru dejó a su burru, corrió rápidamente a la casa y cubrió a los niños, que estaban aterrados, con mantas y los hizo salir por una ventana. Pero al tratar de salir él, una enorme viga le cayó encima y cayó tendido con gran dolor y su corazón dejo de latir, en ese momento su burru comenzó a rebuznar insistentemente. Las personas y niños que contemplaban la escena no pudieron hacer nada y se echaron a llorar. Pero en ese momento una enorme y brillante luz les sorprendió a todos desde el interior de la casa. Nadie podía ver lo que sucedía dentro. Pero dentro de la casa el hada buena que había encontrado a Esteru cuando era un bebé, apareció junto a él y le susurró "¡Esteru! ¡Esteru!. Y empezó a decirle ¡Esteru!, tú has sido bueno en vida y con un gran corazón, has dado tu vida por los demás. Por eso no quiero que mueras y quiero que vivas para siempre, de ahora en adelante tu harás los juguetes para los niños de Cantabria.
"¡¡Y nosotros te ayudaremos !!" dijeron todos los enanucos.
Y desde entonces todas las navidades, Esteru recorre todos los rincones de Cantabria con su burru repartiendo juguetes y regalos a los niños para que sean felices.
Música
La música, es la propia de estos días de invierno, llamada en Cantabria “Música d´iviernu” o “Música de Navidá” canciones tradicionales y música de influencia celta. Algunos grupos de música Folk de Cantabria, tienen dedicados varios discos a la recuperación de esta música tradicional.
El Burru
Esteru con su burru en la Cabalgata de Reyes de Comillas.
Asociado al Esteru cántabro encontramos la figura de El Burru (también llamado El Burujo), compañero inseparable, aunque en algunas versiones se prescinde de él. Su función es la de portar los regalos que van a distribuir. En Comillas ambos personajes desfilan conjuntamente durante la Cabalgata de Reyes.
Costumbres y muñecos
El Esteru es similar a Papá Noel o los Reyes Magos. Los días previos a la Navidad los niños escriben cartas al Esteru pidiendo los regalos que más tarde recibirán en casa. En estos últimos años se esta recuperando la figura del Esteru y además de Comillas varios municipios añaden la figura de este personaje a la Cabalgata de Reyes la noche del 5 de enero, en la que a veces es representado por un muñeco o por una persona vestida de leñador,
------
Hombre pez
El Hombre pez es un ser legendario de la mitología de Cantabria.
Historia
La primera reseña en la que aparece el relato del Hombre Pez es en el volumen VI del Teatro Crítico Universal de Fray Benito Jerónimo Feijoo.
Según dice el relato, a mediados del siglo XVII en el pueblo de Liérganes, en Cantabria había una pareja, Francisco de la Vega y María de Casar, que tenían cuatro hijos. Francisco falleció y la viuda mandó a su hijo Francisco a Bilbao a aprender del oficio de carpintero.
Estando en Bilbao, Francisco se fue a nadar el día antes de San Juan, en el año 1674, con unos amigos pero llevado por la corriente, éste desapareció y no se volvió a saber mas él. Solo cinco años después, en 1679, en Cádiz, unos pescadores afirmaron ver un ser acuático pero con apariencia humana que desapareció rápidamente. Esta aparición se repitió constantemente hasta atrapar a la criatura con trozos de pan y unas redes. Una vez capturado pudieron constatar que se trataba de un hombre, con escamas y forma de pez.
Entonces fue llevado al convento de San Francisco donde fue interrogado para saber de quien se trataba y al cabo de un tiempo consiguió tartamudear una palabra: "Liérganes". Nadie sabía que significaba, hasta que una persona de Cantabria que estaba trabajando en Cádiz, comentó que en Cantabria había un pueblo que se llamaba así. También Don Domingo de la Cantolla, secretario del Santo Oficio de la Inquisición, confirmó dicha afirmación ya que él era de allí.
A continuación, llegó la noticia a Liérganes para averiguar si había pasado algo extraño en los últimos años y desde Liérganes respondieron que únicamente se había registrado la desaparición de Francisco de la Vega, cinco años atrás. Entonces Juan Rosendo, un fraile del convento, acompañó a Francisco hasta Liérganes para comprobar si era cierto que era de allí y a la altura del Monte de la Dehesa, Francisco se adelantó y fue directamente hasta la casa de María de Casar, que rápidamente lo reconoció como su hijo.
Ya en casa de su madre, Francisco vivió tranquilo sin mostrar ningún interés por nada. Iba descalzo y a veces desnudo y no hablaba apenas. A veces estaba varios días sin comer pero no mostraba entusiasmo por nada. Después de nueve años en casa de su madre, desapareció en el mar sin volver a saberse nada sobre él.
-------------
Trasgo
El trasgo es una criatura mitológica presente en la tradición de muchas culturas del norte de España, como pueden ser la asturiana (trasgu) o la montañesa, y presente en general en la cultura española.
En otros lugares de Europa también es conocido como gnomo, silfo, kobold o trasgu en asturiano entre otros nombres.
El origen de este mito es céltico-romano y proviene del norte de Europa.
Contenido
Mitología asturiana
Llamado trasgu, es el ser más conocido de la mitología asturiana, también compartido por mitologías de origen celta como la gallega.
Es un duende casero que vive en el hogar de carácter travieso e inquieto. Se le representa como un hombre pequeño y cojo de la pierna derecha, con la piel morena, vestido de rojo y tocado de un gorro picudo también rojo, tiene un agujero en la mano izquierda.
Se le adjudican aquellos ruidos nocturnos que nos despiertan y pequeñas diabluras como cambiar objetos de sitio.
Penetra por las noches en las casas cuando duermen sus moradores, y si está de mal humor rompe cacharros, espanta reses, revuelve la ropa de las arcas, trasiega con agua, etc. Estos desperfectos no causan daño material, ya que los moradores lo vuelven a encontrar luego todo como lo dejaron.
En cambio, cuando es tratado bien, se dedica por la noche a hacer las labores de la casa.
Cómo deshacerse de él
Cuando se dedica a incordiar, es muy difícil deshacerse de él y si los dueños de la casa deciden mudarse a una nueva, no tarda en aparecerse tras ellos.
Para echar a un trasgo de casa se le suele encargar alguna tarea imposible de conseguir con lo que, el trasgo, avergonzado, se marcha para no volver:
* Traer un cesto de agua.
* Recoger mijo del suelo (se le escapa por el agujero de la mano).
* Blanquear un carnero negro.
Como se cree capaz de hacerlo todo, acepta el reto, pero al ser cosas imposibles, siente herido su orgullo y se va.
En su testarudez, el trasgo aceptará el trato, y lo intentará hasta desistir por falta de fuerzas, yéndose de la casa para siempre.
También para espantarlo se puede andar de noche fingiendo acciones propias de un duende.
Mitología cántabra
En Cantabria, los trasgus son unos pequeños duendes de cara negra y ojos verdes que habitan en los bosques y cuya actividad es burlar a las personas y hacerles gamberradas, sobre todo a las mozucas que están haciendo alguna tarea como por ejemplo pastorear. Puesto que deben esconderse de los humanos, su vestimenta se compone de hojas de árboles y musgo
--------------------------
El trastolillo o trastolillu es un ser de la mitología cántabra englobado dentro de los que se denominarían duendes domésticos.
Semejante al trasgo, son seres protectores del hogar, revoltosos y juguetones. Se le describe como un geniecillo de facciones pícaras y más negro que el hollín, con el pelo largo y del mismo color. Posee unos ojillos verdes, colmillos retorcidos, rabillo apenas apreciable y someros cuernecillos. Viste una especie de manto rojo que se hace de cortezas de árbol cosidas con hiedra, se cubre la cabeza con un gorro blanco y se asiste de un bastoncillo de madera.
Entre sus hazañas está la de tirar la harina, beber la leche, esconder las albarcas, correr las aldabas de las ventanas por la noche para que el viento las haga chirriar o requemar los guisos, todo ello entre estridentes risas y fingidos lloriqueos.
Son semejantes en aspectos y hazañas a los pequeños seres de las mitologías nórdicas.
--------------------------
los Trentis son duendes traviesos de los bosques. Van vestidos con hojas, musgo y raíces. Se ocultan entre los bardales para poder tirar de las sayas y pellizcar las pantorrillas a las muchachas, para después escapar corriendo entre los zarzales. Aunque son bromistas también pueden ayudar al hombre sin que estos lo sepan, sintiendo especial predilección por lo niños. Auxilian al pastor a encontrar su ganado tras la tormenta o las maldades del Ojáncano y ayudan a las viejas que no pueden valerse por si mismas.
Durante el invierno este ser de vida silvestre duerme al abrigo de las torcas y en verano bajo la frescura de los árboles. Se alimenta de panojas y endrinas pero jamás bebe agua pues es ponzoña para él.
-------------------------------
los tentirujos o tentirujus son diablillos tentadores de orejas puntiagudas, ropajes encarnados y boina en la cabeza. Se aprovechan de la invisibilidad que les producen los brotes tiernos de mandrágora que siempre llevan para acariciar a las mozas y volverlas descaradas. Tiene similitudes al busgosu de la mitología asturiana.
------------------------
El culebre es un ser legendario de la mitología de Cantabria en forma de dragón o serpiente alada. La tradición lo describe con una gran boca de afilados dientes por la que escupe azufre y fuego. Sus ojos son ascuas incandescentes, todo su cuerpo está recubierto de escamas y de su espalda crecen unas alas de murciélago. Vive en cuevas donde guardar tesoros, siendo muy conocido el que vive en los acantilados de San Vicente de la Barquera.
En el pasado el culebre exigía cada cierto tiempo una doncella virgen para devorarla a cambio de no desatar su furia sobre las gentes. Así era hasta que una de las doncellas que iba a ser sacrificada invocó al apóstol Santiago. Este se enfrentó a la bestia y el Culebre herido en el pecho, se comenzó a retorcer, soltó una nube de azufre por la boca y herido y humillado, regresó a su cueva no volviendo nunca a pedir tributo a las gentes.
Cuentan la leyendas que el culebre tras tantos siglos de longevidad ya ha perdido gran parte de sus poderes, especialmente en la mágica noche de San Juan cuando no son efectivos sus encantamientos. Por el contrario, la noche de San Bartolomé sale de su cueva con sus poderes acrecentados, provocando tempestades y desatando el terror.
-----------------------------------------------
el ramidreju es un animal legendario que nace cada cien años de las comadrejas o de las rámilas. De aspecto delgado y muy largo, posee una piel rayada de color verde, sus ojos son amarillos y tiene un hocico de jabalí del que se vale para excavar profundos agujeros en la tierra similares a los de los topos.
Es muy buscado en Cantabria porque dicen que su piel cura todas las enfermedades y que sirve para encontrar tesoros escondidos.
gadirmetal- Novat@
- Cantidad de envíos : 12
Fecha de inscripción : 15/10/2009
GADIRMETAL :: GENERAL :: Mitología
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.